miércoles, 25 de marzo de 2009

Crueldad hacia los animales

Como todos los años al llegar la primavera, en Newfoundland - Península del Labrador (costa noreste de Canadá), se sucede una práctica cruel y despiadada contra unos animales tan indefensos como las focas: una matanza que se cobra la vida de más de 350.000 de estos ejemplares.Todos hemos visto por la televisión el horrible método empleado para matarlas: se les golpea la cabeza brutalmente con palos, varias veces, porque un sólo golpe no las mata... Les insertan un gancho y las arrastran para después despellejarlas cuando muchas aún están vivas. También se las mata a balazos, pero si la piel resulta demasiado dañada se deja al animal agonizando sobre el hielo, porque entonces no interesa recogerlo.

El ensañamiento se produce sobre todo contra las focas bebes (el 96% de las víctimas tiene menos de tres meses de edad), cuya piel más blanca y deseada será comercializada para la industria peletera. Estas criaturas son completamente vulnerables, pues apenas han desarrollado habilidades para nadar y permanecen en el hielo, sin casi haber probado alimento y expuestas a ser presa fácil para los cazadores.

Canadá justifica esta matanza en la sobrepoblación de focas arpa que aseguran hay que controlar para evitar que devoren el bacalao, cuya pesca les reporta cuantiosos ingresos y además sostienen que la carne y el aceite de foca suponen un negocio importante para la región.

Existen demasiadas evidencias que demuestran que esta caza no es sostenible y por supuesto no tiene como base la subsistencia. Primero, la población de focas arpa va en descenso, existiendo pruebas de que el índice de mortalidad de esta especie va en aumento debido a las débiles cubiertas de hielo de la costa atlántica donde nacen. Por otro lado, no sólo comen bacalao, sino depredadores de este pescado, y no existen pruebas fehacientes que las acusen de hacer desaparecer esta especie, e incluso quedó demostrado por científicos del gobierno que los bancos bacaladeros están siendo esquilmados por los propios pesqueros del país. Claro que es mejor poner esas excusas que enfrentarse a la oleada de críticas que les llegan, porque estos animales se mueren para proveer a los peleteros, a la moda humana asiática y europea. Tanto el comercio de su carne como el uso de aceite de foca es insignificante, abandonándose normalmente el resto del cuerpo que no es la piel para que se pudra en el hielo... Sólo el 5% de los ingresos de los pescadores de la zona deriva de esta caza, el resto proviene de la pesca, sobre todo del marisco, que por cierto se está viendo boicoteado por la oposición mundial ante esta carnicería de mamíferos. Ellos mismos se están tirando piedras a su propio tejado, pues al final su reputación internacional se verá afectada, así como su economía turística...

Pero Canadá sigue dando licencias para realizar esta práctica, una actitud que nos puede parecer increíble en un país "civilizado", cuando podían realizar inversiones en esas regiones para que puedan desarrollar actividades alternativas en otros sectores de la economía. De hecho, cuando prohibieron la caza de ballenas, se dieron cuenta de que era más rentable organizar excursiones para llevar a los turistas a observarlas en su hábitat natural...

Si esto os ha escandalizado, sabed que Canadá no es el único país "avanzado" en realizar este tipo de masacres animales. Hace poco me enteré de otra práctica realizada en las Islas Feroe, cuya administración depende de Dinamarca. También aquí, al llegar la primavera, tiene lugar una costumbre datada hace 1.200 años: se trata de una ceremonia de carácter iniciático que da paso de la adolescencia a la edad adulta y que consiste en matar calderones, un mamífero de la familia de los delfines. Estos confiados animales se acercan a las personas por simple curiosidad y son víctimas de una salvaje matanza en las costas de estas islas, donde son sitiados y acercados a la orilla para que los mozos se lancen sobre ellos provistos de ganchos para darles muerte. Durante la temporada que se sucede esta "tradición" mueren más de 1.000 calderones y las aguas de estos pueblos costeros se tiñen de un rojo macabro.

La razón por la que se permite esta cacería es que antaño la agricultura jugaba un papel muy importante en las islas, pero actualmente sólo un 1% de la población se dedica a ella debido a la infertilidad de la tierra, según exponen las quejas de los lugareños. Hoy día la industria pesquera y la exportación de pescado son las actividades comerciales más importantes y la carne de calderón no sólo se exporta, sino que se destina a llenar los frigoríficos de las islas, suponiendo una cuarta parte del consumo de carne de sus habitantes.

Quizás en este caso encontremos un comercio para subsistir por la escasez de carne en estos lugares, pero aún así, no creo que eso justifique una matanza tan atroz, convertida en espectáculo donde se involucra a jóvenes y niños, algunos asestando cuchilladas sin escrúpulos y con una sangre fría que pone los pelos de punta (existen videos en internet no aptos para estómagos sensibles).

Esta práctica me recuerda también la brutal cacería de delfines que realiza Japón en bahías cerradas, donde no se salvan ni las hembras preñadas ni las crías. Otros tantos acaban en las redes de pesca de atuneros que no se molestan en practicar la técnica "Safe Dolphin" o muertos por los fast-ferrys, algo que quizás se podría evitar con un aparato que se está probando para emitir sonidos que les adviertan del peligro. A todo esto podemos sumar la caza de ballenas, que junto al país nipón, también realizan Noruega e Islandia, a pesar de la moratoria que entró en vigor en 1986 para regular la captura comercial de estos cetáceos, que han llegado a estar al borde de la extinción. Japón se escuda en sus "capturas para la investigación científica", Noruega se basa en una "objeción legal" que puso a la moratoria e Islandia bajo la excusa de "permiso especial", mientras los tres insisten en que hay suficientes ejemplares para cazarlas sin ningún tipo de restricción, exigiendo además que se permita dar caza a más especies...

Por supuesto que todas estas prácticas de caza indiscriminada y maltrato animal no deberían servir para juzgar a la totalidad de los habitantes de un país, porque en Canadá existen numerosas organizaciones y partidos políticos que desaprueban la matanza de focas, así como la mayor parte de su población ha expresado su condena a través de encuestas de opinión. Como tampoco quiero creer que la mayoría de los habitantes de Dinamarca miren con buenos ojos esa tradición de las Islas Feroe... A mí por lo menos no me gustaría que los demás países pensasen que aquí todos disfrutamos banderilleando toros vestidos de largaterana...

Luego están esas prácticas más escondidas ante la opinión pública, que quizás no tengan una puesta en escena tan sórdida y manifiesta pero que existir, existen y también atentan contra la dignidad de los animales.

La industria médica y cosmética... que les usan para probar sus productos, cuando las reacciones que puede tener un animal pueden ser muy diferentes a las de una persona, con lo cuál siempre somos nosotros los verdaderos cobayas a la hora de probar un nuevo medicamento. Tanto una como otra industria pueden usar técnicas basadas en modelos matemáticos, de ingeniería genética, etc, pero es una inversión demasiado cara... El porcentaje de animales dedicado a probar medicinas es el 10% y el 30% a cosmética, quedando otro 60% para otra industria: la bélica... Y si hablamos de "remedios caseros" nos topamos con las infundadas creencias por parte de algunas culturas que atribuyen propiedades medicinales (cuando existen muchas alternativas disponibles basadas en plantas) o afrodisíacas a algunos animales. Ejemplo de esto último son el cuerno de rinoceronte, las aletas de tiburón (que le son amputadas al animal y se le arroja vivo al agua), la bilis de los osos en China (donde los crían para tenerlos permanentemente conectados a sondas para extraérsela), los penes de algunos animales...

Tampoco podemos olvidar el tráfico ilegal de especies salvajes, ya sea para satifacer el deseo de obtener pieles exóticas, el capricho de poseer mascotas singulares (simios, aves, reptiles...) o la excentricidad de traerse un "souvenir" u ornamento estético (colmillos de elefantes, calaveras, dentaduras, piezas disecadas...). Cuanto más raro y exótico es el animal, más se anhela, por lo que este tráfico resulta rentable para muchos y no existiría de no haber clientes que lo demanden, claro está. Un tráfico que contribuye a poner especies al borde de la extinción, pues además de modificar el hábitat original de donde son capturadas, aquellas que no mueren en la caza o en el transporte, acaban malviviendo o pereciendo al poco tiempo debido al desconocimiento de sus dueños acerca de los cuidados que necesitan, cuando no son abandonadas.

Es inevitable que nos escandalizarnos ante estos hechos, pero también debemos mirar dentro de nuestro propio país, donde nuestras especies autóctonas sufren asimismo de expolio y torturas: urollagos, osos pardos, aves rapaces, linces... Ayer mismo la Guardia Civil desmanteló una red de cazadores furtivos que se dedicaban a organizar cacerías ilegales para clientes que deseaban cazar animales prohibidos, provistos de armas con silenciadores y miras telescópicas. Sus servicios también incluían la taxidermia, para que el cliente se fuera contento con su trofeo.

Y ya que estamos haciendo autocrítica, podemos hablar también de nuestras "tradiciones" tan poco ortodoxas celebradas con animales durante fiestas populares (léase lanzamiento de cabras desde campanarios, descabezamiento de gansos, etc...). La mayoría de estas costumbres han sido erradicadas, pero aún tenemos peleas de perros y de gallos con apuestas ilegales y por supuesto, nuestra famosa "fiesta nacional", dónde mueren más de 11.000 toros al año en los cosos taurinos, a los que hay que añadir aquellos que son alanceados, ensogados o embolados con fuego. ¿Hablamos de tradición y arte o de sadismo y tortura? Muchos dicen que sin estas celebraciones el toro de lidia se extinguiría... [esto daría para otro post].

Claro que todo este tema del maltrato animal es muy espinoso, pues al fin y al cabo muchos animales son explotados de manera masiva en granjas o mueren hacinados en el transporte para satisfacer nuestro consumo diario de carne, aunque sean sacrificados en mataderos de manera más aséptica... No me importa en este aspecto entonar mi "mea culpa". Es más, confieso que he asistido de pequeña a la matanza del cerdo en el Pueblo de mis padres (en aquellos tiempos en los que no existía una regulación sobre ello pues ahora se electrocuta antes al animal). Era un ritual que se repetía cada año, en el que participaba toda la familia, y a los niños, en cuanto teníamos uso de razón, no se nos escondía ni se nos ocultaba la muerte del cerdo, e incluso se nos implicaba en la elaboración de los embutidos y demás productos, para que entendiéramos que no había sido un acto de sufrimiento gratuito, sino un sacrificio al que estaba destinado para servirnos de alimento. Y que los chorizos, las morcillas, etc no salían de la nevera porque sí. De modo que siempre he estado acostumbrada a ver animales despellejados y abiertos en canal colgados en el patio de casa de mis abuelos, oreándose al fresco (ya fuesen cerdos, conejos o corderos) que sabía formarían parte de guisos, embutidos o conservas en adobo.

A la vista de todos los hechos, he de reconocer que para poder hacer una crítica coherente sobre el sufrimiento animal una debería ser vegetariana, no digo lo contrario. Y quizás no seamos quiénes debamos decidir qué animales tienen que entrar en el menú de otros países que comen con normalidad ballenas, delfines, tiburones, perros, gatos... Pues el hombre, como animal omnívoro que es, demanda carne para subsisitir, pero también como ser civilizado creo que tiene la obligación de vigilar que los métodos a emplear para sacrificar esos animales que ha de consumir no sean violentos. Pienso que no es comparable la muerte para consumo humano de un cerdo o un pollo en un matadero bajo unas normativas que se supone evitan en mayor medida su dolor, que el hecho de matar de manera indiscriminada y sádica a animales provocándoles un sufrimiento salvaje y una agonía innecesaria, más aún cuándo sólo se busca el placer de obtener una caprichosa parte de su anatomía o mantener el espectáculo de una tradición. Lo siento pero esa crueldad gratuita ejercida contra los animales me indigna y para nada la considero asumible, aunque se escude en razones comerciales, culturales, científicas, o de control del ecosistema...

[Este post es un alegato contra le sufrimiento de los animales, pero soy consciente de que hay también muchas personas que sufren hambre, miseria y torturas en el mundo, para que nadie se confunda.]

9 chispazos:

Geno dijo...

Es una crueldad imperdonable...

Inma dijo...

Entiendo la acotación que haces al final sobre tu conocimiento de las malas condicones de mucha gente.
Es que no entiendo porque defender a la naturaleza y a los animales haga que gente critique y diga lo de que "hay mucha gente que lo pasa muy mal".
¿Qué tiene de malo actuar sobre lo que a cada uno le hiere especialmente?
Por supuesto que hay que ayudar a tantísima gente que pasa hambre y enfermedad. Y también hay que erradicar una violencia tan tremenda contra los animales, que nos dan alimento, calzado, y mucha belleza. Esto de las focas no tiene nombre, ni lo de las ballenas, ni lo de los toros (y ya sé que es un tema espinoso y controvertido).

Candela dijo...

Es simplemente asqueroso, y que ademas el gobierno canadiense lo permita me parece injustificable, bacalao o no bacalao. Si se trata de controlar la superpoblacion, digo yo que habria metodos mas humanos de realizar la tarea, no? Pero claro, cuesta mas pecunio...

Sarah dijo...

ay, pues a mi me gustan los toros, mira. Lo siento se alguien se ofende, pero es asi, para que voy a ser hipocrita y negarlo.

BLAS dijo...

Es horrible, cruel, bestial... No, perdón, las bestias, los animales no hacen esta clase de cosas para divertirse, presumir o entretenerse, sino para comer o defenderse. La verdad es que me ha costado leer este artículo porque se me ponen los pelos de punta cuando veo este sadismo gratuito, y no logro entender de ninguna de las maneras como hay gente que puede no solamente soportarlo, sino disfrutarlo, es que no me cabe en la cabeza... ¿Qué clase de personas son? Para mi gusto, psicópatas en potencias reprimidos. Yo no puedo soportar ver sufrir a un ser indefenso, ya sea un niño, un anciano o cualquier clase de animalito. El que sea... Todo lo que cuentas en el post la verdad es que es espeluznante y más aun sabiendo que es una realidad desde hace siglos y que no se sabe cuando podrá erradicarse.

anele dijo...

Tienes razón, es un tema espinoso y da para hablar mucho sobre él. Lo que está fuera de toda duda es que matar animales por diversión es algo tremendamente atroz. Señal de que quien participa es alguien sin una pizca de sensibilidad. Recuerdo haber visto una matanza de cerdo de pequeña y me pareció horrible: menos mal que los métodos han cambiado. Y no soporto esas paredes de las fincas "pijas" llenitas de cabezas de alces y ciervos.

Es cierto que debemos entonar el "mea colpa" como dices, porque sacrificamos millones de animales para alimentarnos, pero eso en ningún caso servirá para justificar otras matanzas con ensañamiento y sufrimiento gratuito.

Irenitas85 dijo...

Nosotros podemos opinar muchisimas cosas al respecto sobre la crueldad con la que se tratan a los animales, pero lo malo es que aunque hayan organismos encargados de defenderlos no es suficiente...hoy podemos decir sí, es muy malo, horrible y todo lo que queramos pero mañana seguimos nuestras vidas mientras esos indefensos seres siguen sufriendo...si bien no tenemos los medios económicos o la oportunidad de particiar de esas luchas, podemos empezar de nuestras casas, comentando con nuestros amigos y generando otro tipo de conceptos.

Wendy dijo...

Hola Coilet,
He venído nada más leer tu comentario, me alegra que haya personas como tu que expongan estas matanzas, yo estoy flipando porque nos las conocía en toda su extensión.
Hoy me siento mal, no me ha resultado fácil hablar del tema, considero que los animales son victimas perfectas, no pueden hablar ni defenderse frente a la brutalidad del ser humano y parece que todo esté justificado.
A partir de ahora me verás por aquí, veo que sintonizamos en muchos temas, te conocía de vista, coincidimos en el blog de Chema.
Besos.

COILET dijo...

hola, Wendy, me alegro de que pases por aquí, yo también estoy leyéndote últimamente al verte por el blog de Blas.

Por falta de tiempo, la verdad es que últimamente no hago muchos "trabajos de investigación", ya me entiendes, pero me gusta documentarme y saber de ciertas cosas que me suscitan interés o curiosidad para poder compartirlas, aunque algunas no sean tan gratas, como lo que describo en este post.

saludos