
Coilet disfruta con esos pequeños placeres cotidianos de la vida como perderse en la naturaleza, contemplar una puesta de sol, leer un buen libro, hacer viajes improvisados, fotografiar instantes o pasar una velada agradable ya sea en compañía de amigos o familiares que merezcan la pena o por supuesto con su pareja. Y si a todo esto le añadimos una buena comida regada con un buen vino, tanto mejor.
Coilet no sabe exactamente qué temas va a tratar, sólo pretende desperezar una vocación narrativa que se encuentra dormida y desahogarse un poquito, sin buscar un reconocimiento a posteriori. Aunque por supuesto, cuando alguien escribe en la red en el fondo sabe que puede suscitar alguna reacción, lo cúal reporta esa inevitable dosis de satisfación personal por sentirse visto, leído… Porque seamos sinceros, a todos nos gusta cargar nuestra autoestima de vez en cuando, en medio de este mundo globalizado y anónimo.