martes, 30 de marzo de 2010

Loveland

No penséis que estoy buscando "cochinás" por internet. Simplemente me llamó la atención una noticia sobre la inauguración de un parque temático en China que iba a estar dedicado al sexo, donde se iban a exhibir figuras gigantes de genitales, cuerpos desnudos y una muestra sobre la historia del sexo.El parque, según declaraciones de su máximo accionista, sólo pretendía acercar al ciudadano un mejor conocimiento sobre las técnicas sexuales para disfrutar de su sexualidad y enseñarle cómo tener unas relaciones seguras. Y hablo en pretérito imperfecto porque el parque ya es historia. Quizás tuvo un desafortunado emplazamiento: la China rural interior; el caso es que este parque, que podía haber sido considerado artístico en cualquier otro lugar, se topó con los recelos de los burócratas chinos que lo consideraron demasiado sensacionalista y vulgar: “La investigación ha determinado que el contenido es vulgar y enfermizo y que no hay nada relacionado con la educación o la salud. Tiene una malvada influencia en la sociedad y será tirado abajo inmediatamente”.

Era de esperar; en un país donde se mutilan minutos de escenas carnales en películas extranjeras y Google tiene que pelear para no ser censurado; y sin embargo, la prostitución es un gran negocio, donde los burdeles aparecen camuflados como peluquerías, karaokes, casas de masajes...

Pero a colación de esta noticia, es cuando he encontrado otro parque verdaderamente curioso, dedicado al SEXO, y que sí funciona en la vecina Corea del Sur: Loveland, en la isla de Cheju. Esta isla se convirtió en el destino de Luna de Miel por excelencia entre los coreanos y, aprovechando el tirón, se decidió emplazar este parque temático, cuyo eslogan habla de erotismo y arte sensual.

El parque, del tamaño de dos campos de fútbol, nos da la bienvenida con un arco formado por las piernas de una mujer. Por supuesto, su entrada sólo está permitida para mayores de 18 años; aunque poseen servicio de guardería, para que puedas dejar a los niños mientras se hace la visita. Lleva abierto desde noviembre del 2004 y todos los meses hay exhibiciones de arte erótico. Y si te quieres llevar algún recuerdo, no hay problema, a la salida hay una tienda de "souvenirs".

En su recorrido hay más de 40 estatuas representando posturas del Kamasutra, algunas bastante explícitas y otras dignas de malabaristas, aparte de dispositivos interactivos que la gente se va encontrando por el camino. Puedes hacerte una foto junto a un trío en plena acción, sentada en un pene gigante o al lado de una mano que está indagando dónde está el punto G.... En fin, os dejo unas fotos para que alucinéis un poco, jejeje:

ATENCIÓN: NO APTO PARA MENORES








Las fuentes y los aseos no tienen desperdicio:




lunes, 8 de marzo de 2010

Trigo tierno en Risotto


Quizás no debería emplear el término Risotto para esta receta, por estar ligado siempre al arroz... Pero es que su preparación es idéntica a la de un Risotto, en este caso sustituyendo el arroz por trigo tierno. Sí, ese trigo que nos suena por verlo en su variedad de inflado y caramelizado en los cereales para el desayuno. Pues se vende para cocerlo y guisarlo al gusto.




Este fin de semana Watio y yo lo preparamos con un sofrito de ajito, cebolla, chalotas, guisantes y zanahoria, incorporándole también unas setas de ostra, de las normales que venden en las fruterías, aunque también le quedan bien de las exóticas, eso al gusto. Lo importante en estos casos que el plato no quede caldoso, pero a la vez que esté jugoso. Y os aseguro que estaba muy rico.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Suicidas

Nunca me hubiera planteado escribir sobre este asunto. Es un tema espinoso, desagradable e incómodo para debatir. Porque no deja de ser una acción autodestructiva del ser humano incomprensible para los que lo vemos desde fuera.

Pero este sábado pasado casi asisto a un suicidio en directo. Y digo casi, porque si me asomo a la ventana diez minutos antes hubiera visto al suicida arrojarse al vacío.

Mi local está ubicado en un edificio cuya entrada está a la altura de una calle que linda con otra zona más baja, de manera que a pesar de estar en un bajo, mis ventanas, ubicadas en un lateral, se abren a un vacío de más de más de cuatro pisos de altura. Este desnivel estaba salvado por unas escaleras, y ahora, en reciente construcción gracias al PlanE, por un flamante ascensor acristalado que estaban terminando de colocar para ser inaugurado. Las barandillas estaban puestas, pero aún estaba cerrado el acceso a las escaleras y al ascensor. Aunque eso no impidió que el suicida llevara a cabo su propósito de lanzarse al vacío. Supongo que ya sabía de la existencia de este lugar, y quizás hasta fue considerado y pensó en hacerlo desde aquí porque no pasa nadie por la zona de abajo, al estar cercado como medida de protección por la obra. La barandilla está al lado de mi tienda, pero yo no me enteré de nada, hasta que ví el tumulto de gente arremolinándose cerca de mi escaparate. Entonces miré por una de las ventanas, que las tengo a mi espalda y tuve que retirar la vista. Era un señor de mediana edad, no muy mayor. Enseguida acudieron los equipos de emergencia y trataron de reanimarlo, pero yo aparté la vista, para no ver el espectáculo tan desagradable (os ahorro detalles). Cuando me asomé la siguiente vez su cuerpo inerte ya estaba cubierto con una manta.

Este hecho me ha traído a la memoria otros casos que he vivido "cercanos", en la medida que se han sucedido en un entorno más o menos próximo a mi familia, a amigos o a conocidos. Y que me han hecho reflexionar sobre ciertos aspectos de estas conductas autodestructivas, quizás movida por una morbosa curiosidad estadística o quizás por intentar justificar o entender qué tipo de sufrimiento, trastorno emocional o psíquico pueden abocar a una persona a tomar la decisión de acabar con su propia vida.

Cuando tenía catorce años, durante un verano en el pueblo, un chico joven y apuesto, hijo de los propietarios de uno de los chalets más lujosos, se pegó un tiro con una escopeta de caza. Recuerdo su imagen conduciendo un jeep descapotable, porque fue la primera vez que ví un coche de ese tipo. Quizás lo tenía todo y no tenía nada, como se suele decir en estos casos, cuando el muerto tenía una buena posición económica. Luego, al año siguiente, o quizás a otro, el padre de una chica de mi pandilla, también en el pueblo, apareció ahorcado en una finca de su propiedad. Sólo recuerdo el dolor y la angustia de mi amiga. Todos eramos muy jóvenes pero sabíamos que no debíamos hacer preguntas incómodas, sólo acompañarla en su pena.Más reciente, fue la muerte de la hija de una vecina de mi abuela, que se quitó la vida con el mismo método. Una chica joven, cuya adolescencia había quedado marcada por un embarazo no deseado, pero que había encontrado la estabilidad ya en la treintena con otro hombre, y con el que había tenido otro hijo. La última vez que hablé con ella la vi feliz, campechana como siempre, mostrándome orgullosa a sus hijos mientras me contaba que vivían en una casa a las afueras del pueblo. Incluso pensé, al verla con su pareja tras tantos años de ser estigmatizada en el pueblo por ese desliz que tuvo de joven, que ya era hora de que alguien la valorase y la hiciese feliz, porque se lo merecía. Dicen que dejó una carta de despedida, pero por mucha confianza que tenga con su madre, jamás le preguntaré que ponía, lógicamente. Cuando me dieron la noticia de su suicidio, me quedé sobrecogida, casi me costó creerlo, no podía imaginármela colgada de una cuerda...

No sé porqué pero en el medio rural quizás sea común este tipo de suicidio, el ahorcamiento, supongo que porque es un método relativamente fácil de hacer y no requiere herramientas muy complejas... Y en cambio el suicida urbanita, como el individuo que se tiró al vacío cerca de mi local, se sirve de las alturas que le proporciona la ciudad. También sé de aquél pobre homosexual, que quizás harto de ser vilipendiado por sus vecinos, se tiró desde un puente, el típico puente de los suicidas, ese que parecen tener todas las ciudades. Pero también sé de uno que, en el barrio de mis padres, se precipitó al vacío desde un octavo piso y consiguió su objetivo de quitarse la vida, pero cayó encima de otra persona, dejándola paralítica de por vida. Quizás por eso os comento arriba, que aquellos que toman esa decisión, al menos que sean considerados, y con su muerte no sesguen la vida de otras personas. Cosa que no tienen en cuenta los kamikazes y aquéllos que se echan a la carretera con su coche para quitarse la vida, para más inri saliendo ilesos en muchos casos pero llevándose por delante la vida de algún inocente.

Si entramos en estadísticas, hablar de suicidios no es políticamente correcto. Los periódicos y en general los medios de comunicación no suelen recoger este tipo de sucesos. Y cuando el suicida es un famosoen la ingestión de algún medicamento o droga, o de explosivas mezclas con el alcohol. Así que técnicamente no se puede asegurar que la verdadera intención del fallecido fuese la de quitarse de en medio, o si todo fue un fatal error, por lo que este tipo de suicidios no se contabilizan como tales, como el llamado Síndrome de Munchausen. Si bien es cierto que algunos países tienen en cuenta un pequeño porcentaje de los accidentes de tráfico por ser considerados suicidios encubiertos.

De hecho, casi nadie sabemos que en España, el número de muertes por esta causa supera al de fallecidos en accidentes de tráfico. En concreto, el suicidio se situó en 2008 como la primera causa externa de defunción, con 3.421 personas fallecidas, como así explica el INE. Si entras en su página web, te informan que desde 2007, la estadística de suicidos se recoje en una reseña publicada dentro de la "Estadística de Defunciones por causa de Muerte". Una vez que accedes a este apartado, encuentras agrupadas las causas de muerte por multitud de factores, y dentro de los sucidios, por otros tantos: sexo, edad, número de habitantes, tamaño de municipio, nacionalidades, etc.

Claro que mirando datos de otros países, tampoco nos podemos quejar, aunque en general, y según la O.M.S., el suicidio es causante de más mortalidad que todos los conflictos bélicos del Planeta, que se dice pronto...

Volviendo a nuestro país, el número de suicidas varones casi triplica al de mujeres, aunque si bien es cierto que la tentativa de suicidio es mayor en ellas. Luego hay cosas curiosas, que quizás no se vean en las estadísticas estatales, como los métodos empleados según el sexo. Las mujeres prefieren ingerir barbitúricos/venenos o cortarse las venas, mientras que los hombres echan mano de armas blancas, escopetas, horcas o se precipitan desde las alturas. Aunque son las mujeres las más propensas a dejar documentos de despedida y/o justificación.

El suicida también parece decidirse más en primavera y en verano, y según viva en el medio rural o en el urbano, resulta que en el primero son más propensos los ancianos, y en la ciudad, la tasa de edad es más joven.

En cuanto a la situación laboral y el estado civil, son menos propensos los que poseen empleo que los parados, y parece ser que se suicidan menos los individuos casados y con hijos que los divorciados, viudos y solteros, por este orden. Y es mayor la tasa de suicidio en extracciones sociales altas, aunque parezca paradójico, siendo los médicos, los militares, los músicos y los dentistas, por este orden, los que ocupan el top-ten de esta macabra lista.

Aparte de todas estas curiosidades y datos estadísticos, tenemos los análisis psicológicos o sociales, que intentar predecir o catalogar los factores de riesgos que pudieran inducir al suicidio.

La depresión (sobre todo en mujeres), la incomunicación y la soledad (sobre todo en ancianos y jóvenes), la pérdida de afectos (en ambos sexos), la pérdida de status laboral o social (sobre todo en hombres) y en general los sucesos traúmaticos como la pérdida de un hijo o de un familiar cercano, suelen ser detonantes habituales en personas sanas.

Por otro lado, factores como el deterioro físico, ya sea por enfermedades que supongan pérdida de movilidad, desfiguración, dolores crónicos, cánceres terminales; o el deterioro psíquico, derivado de enfermedades como el alzheimer, la esquizofrenia, la demencia, o depresiones severas pueden abocar a la persona que lo padece a una conducta claramente suicida. Conductas que vienen predecidas muchas veces con fases de autorretraimiento o por todo lo contrario, con explosiones de cólera, de la mano de hábitos como el consumo frecuente de sustancias tóxicas y/o alcohol.

Después de todo esto, sólo me queda decir que un hecho tan trágico no se puede explicar únicamente según tal o cuál factor o ser analizado de manera lógica... porque quién sabe el cúmulo de desgracias, dolorosas circunstancias personales, angustias, etc por las que pueda atravesar una persona a lo largo de su vida o en una situación en concreto, y que le predispongan a tomar tan drástica decisión. Mucha gente dice que es una decisión cobarde, pero esto es muy discutible, sobre todo si entramos en el debate de la eutanasia. Porque pienso que también hay que ser muy valiente para decidir acabar con la propia vida, sobre todo aquellas personas que consideran que su vida no es digna y que incluso puede suponer una carga para los demás, por mucho dolor que puedan causar o por muchas opiniones controvertidas que puedan suscitar. Y si no hay está el caso de Ramón Sampedro...