sábado, 20 de septiembre de 2008

Empanada casera y fácil

Después de volver de Galicia me acordé de la receta de empanada que me enseñó una tía mía y me puse manos a la obra, quizás por la añoranza de esos buenos manjares. Pero en este caso la hice de atún, que es la empanada más común y más fácil de hacer; y que seguro gusta a todo el mundo.

Lo primero que necesitamos son dos placas de hojaldre, que podemos comprar congeladas en un paquete de 500 gr. Las dejamos que se descongelen y luego procedemos a estirarlas con un rodillo (o una botella si no se tiene). Es importante enharinar la superficie donde vamos a trabajar así como el rodillo. Haremos dos placas rectangulares del tamaño de la bandeja del horno, una para la parte de arriba y otra para la base, ésta última procuraremos que nos sobre un poquito en los laterales para luego poder cerrarla con la placa de arriba.



Ponemos a escurrir el atún para que suelte el aceite. Yo compro latas de las grandes cuando hago empanada, porque suelo usar un poco menos de media lata de las grandes (no sé a lo que equivale en latas pequeñas) y me sale más económico. Además reservo el aceite que queda para volcarlo de nuevo en la lata y que cubra el resto de atún, así se mantendrá conservado para usarlo en otros platos.



Para el relleno, vamos preparando un sofrito con bien de cebolla (2 cebollas grandes por lo menos), pimiento verde y pimiento rojo. También cocemos dos o tres huevos para picarlos y añadirlos al sofrito una vez esté hecho.



Yo echo incluso aceitunas picaditas (verdes o negras, al gusto) y algún pimiento del piquillo de bote (también se puede echar morrón).



Añadimos el atún y mezclamos todo muy bien. Echamos el tomate frito, más o menos lo que nos va pidiendo para no dejar el relleno ni muy seco ni muy untuoso.



Por último extendemos bien el relleno en la placa de hojaldre que hemos puesto como base y que previamente hemos pinchado con un tenedor para que no se infle.



Si nos sobra algo de masa podemos poner unos adornitos y pegarlos untando un poquito de aceite. Terminamos untando un huevo batido que extenderemos por arriba y que dará brillo.



La metemos al horno a 180º unos 40-45 minutos, cuando esté casi hecha ponemos un poco el grill de arriba para que se dore. Y ya está.



Ahh y el resultado final, que hay que cortarla y comérsela (que se me olvidaba esta foto). Mmmm a disfrutar!!



martes, 16 de septiembre de 2008

La Crisis Ninja

Una vuelve de vacaciones y se encuentra que sí, que la crisis es real y por fin se ha extendido desde EEUU hasta Europa...

¿Qué ha pasado? Bueno, como explica muy bien el señor Leopoldo Abadía, un doctor ingeniero industrial y profesor de IESE, cualquier persona con dos dedos de frente, si iba siguiendo un poco la actualidad económica de lo que estaba sucediendo al otro lado del charco, se iba a dar cuenta del crack económico- financiero que se avecinaba. Este señor ha explicado muy bien el proceso y le ha dado un nombre muy peculiar: La Crisis Ninja.

No soy economista ni pretendo serlo, pero para que entendáis el por qué de esta crisis y el significado que encierra el nombrecito con el que se la ha bautizado, aparte de visitar el blog del señor Abadía, también podéis leer este pequeño comic que he encontrado en El blog Salmón donde tenéis una visión rápida y simpática de todo este embrollo.

En nuestro país, de momento el Gobierno nos tranquiliza asegurándonos que el dinero está seguro en los bancos, porque nuestro sistema financiero es mucho más sólido... Pero ya hay gente que ha visto volar sus ahorros porque han ido a parar a inversiones camufladas en esos paquetitos basura que tanto han rodado de aquí para allá...

Una cosa está clara: la construcción se ha parado y eso sí que traerá consecuencias nefastas. Porque muchos sectores y empresas dependen de ella. Y en esos otros sectores y empresas hay empleados que empezarán a sobrar. Y esos empleados no podrán hacer frente a todos los gastos que se les avecinan a fin de mes. Y el consumo se reducirá. Y la morosidad repuntará...

Y es que aquí en España, se nos ha juntado la crisis financiera con la inmobiliaria y aún no sabemos con certeza cuantos ninjas hay entre nosotros... Watio y yo nos preguntábamos, hace ya tiempo, como las parejas se podían meter en pisos de cuarenta y pico millones de las antigua pesetas (o más) hipotecándose hasta su jubilación con dos sueldos normalitos. La vida da muchas vueltas, no es por ser fatalista, pero la gente no se para a pensar que pueden venir mal dadas, no sé, uno puede caer de baja, te pueden echar de esa empresa que aparentemente es una multinacional muy solvente, te puede surgir cualquier imprevisto o como está pasando, los tipos de interés se están disparando... ¿Cómo afrontar entonces que la letra del pisito suba casi el doble? Supongo que mucha gente sangrando a su familia, pero llega un momento que tampoco se puede abusar de los demás. Y si surge la disyuntiva de elegir entre comer o pagar la hipoteca, pues qué queréis que os diga, es mejor vivir de alquiler a mitad de precio de lo que te cuesta la letra de un piso al mes, como así han hecho algunas personas que conozco. Decisión que me parece muy acertada y que se debería fomentar más en este país, porque igual que pagas cualquier otro servicio, también puedes pagar el alquiler de un piso como otro más. Por supuesto a un precio razonable...

Ahora que también la culpa la tienen los bancos, por haber dado hipotecas sin haberse regido por esos criterios que supuestamente tienen que seguir, como no dar créditos si el importe mensual de los mismos supera un tercio las ganancias que entran al mes en un hogar, entre otros... ¿Cómo pensaban que iban a afrontarlos dos mileuristas de a pie, principales demandantes de estos créditos? Si contamos con que uno de los dos gana los mil euros efectivamente, porque en muchos casos ni llegan...

Veremos en qué acaba todo esto, aunque en esta vida dicen que todo es cíclico, pero me da que de esta crisis vamos a tardar parte de este año y del que viene en recuperarnos... Y no quiero pecar de pesimista, más bien soy realista...

viernes, 5 de septiembre de 2008

Las vacaciones

Al final decidimos ir a tierras gallegas, porque ya conocemos Asturias y Cantabria de otros años y por fin este año, íbamos a tener casi 15 días de vacaciones.

Pero como todo no puede ser perfecto, a Watio le dió lumbago... Sí, tiene guasa la cosa, cuando deja de trabajar se pone malo, ya le sucedió hace unos años, parece que estamos gafados... Aunque él no se quejaba aparentemente, yo sé que las estaba pasando canutas, sobre todo a la hora de enderezarse, pero no estaba dispuesto a renunciar a estos días de descanso disfrutando por otros lugares y como ya lo teníamos todo planeado, me dijo que echara la mantita eléctrica y unos antibióticos, además de la aparatosa -pero eficiente- faja lumbar que en su día le compré en una tienda de productos ortopédicos. Así que decidimos viajar con calma y como conduciendo no le molestaba, aguantó el viaje como un campeón y al final pudimos disfrutar de las merecidas vacaciones. Aunque claro está, no se le pasó de inmediato y estuvo una semana y pico con las molestias, teniendo días mejores y peores.

En general vimos bastantes cosas, y nos encantaron los paisajes y la buena comida de por allí, por lo que seguramente volveremos en otra ocasión. La región de las Rías Baixas, aunque algo masificada por el turismo, esconde también pueblecitos y rincones más tranquilos, si los sabes buscar. Nosotros como campistas que somos, nos gusta ir un poco a la aventura, recorriendo un poco la zona y cuando encontramos un sitio tanquilo desde el cuál iniciar las excursiones, allí nos afincamos. Solemos recabar información de internet sobre los lugares a visitar, los sitios recomendados para comer, etc y hacemos buen uso de esos datos. Auque muchas veces te falta tiempo para ver todo lo que te has propuesto.

En general nos dió tiempo a ver Santiago, Vigo, Pontevedra y pueblecitos de la zona de las Rias Baixas. En algunos tuvimos ocasión de asistir a sus ferias de productos del mar, donde bajo una enorme carpa puedes degustar a precios populares su preciada gastronomía: empanadas de todo lo imaginable, mejillones, almejas, chipirones, zamburiñas, pulpo, etc. Claro que también nos pegamos un par de mariscadas que nos supieron a gloria, con marisco más contudente: bogavante, nécoras, cigalas, etc. Y qué decir de los postres: me sorprendió gratamente la tarta de Santiago, que yo creía sería un pastel más bien seco y resultó ser un bizcocho jugosito cubierto de azúcar glass...

Allí es curioso el tema de las comidas, porque no se estila tanto lo del menú del día, aprendes que es mejor ir a comer raciones variadas de sus productos del mar: chipirones, mejillones, pulpo, etc, pues sacan buena cantidad y al final comes tanto mejor que si pides un primero y segundo plato. Eso sí, si tienes un poco de vista y huyes de los establecimientos demasiado céntricos o turísticos. Además, por si echas de menos la "carnaza" también encuentras sitios en cuyas parrillas humea el ternasco y la costillita de cerdo a la brasa...

Nos traímos también buenas sensaciones en cuanto a los vinos, y nos gustó especialmente el Albariño: ligero, fresco, frutal; acompaña perfectamente los pescados y el marisco. Y el licorcito de después de comer fue por excelencia la crema de orujo, mucho mejor si el establecimiento en cuestión la servía casera, nada tiene que envidiar a la tan anunciada crema de whisky.

Y es que para nosotros, que somos de buen comer y hacemos ascos a poco, la gastronomía de esta tierra fue un placer para los sentidos... Tenemos que volver, por supuesto.