Durante la historia, se han sucedido fraudes arqueológicos sonados, como por ejemplo el del "Hombre de Piltdown" en 1912, donde algún gracioso mezcló la mandíbula de un orangután con restos de un cráneo humano, que unidos podían dar pie a la existencia de una especie desconocida, el tan buscado "eslabón perdido", engaño que no fue desmontado hasta 1949.
Un mito famoso es el de las calaveras de cristal (en el que se inspiró la última película de Indiana Jones) de origen precolombino, cuya leyenda dice que son tallas entregadas por los extraterrestes o alguna civilización perdida (los atlantes) a los mayas, porque la técnica tan perfecta que permitió su manufactura era desconocida por esa cultura e incluso hoy día sería casi imposible reproducirlas con instrumentos actuales... Pero los recientes análisis realizados bajo el auspicio de National Geographic de las tres piezas de impecable talla (se conocen algunas más pero parecen haber sido hechas en un garaje...) hasta la fecha encontradas (presumiblemente en terreno maya y azteca) y que se exhiben en el museo británico, francés y estadounidense echaron por tierra esta creencia. Al no poder aplicarse la prueba del carbono 14 (el cristal no envejece), se realizó un estudió microscópico sobre su elaboración y si bien no deja de ser perfecta (sin marcas ni surcos visibles) y requiere que el cristal de cuarzo sea tallado con polvo de diamante por su dureza, se sabe que en un pueblo de Alemania, a finales del s.XIX ya existían hábiles joyeros que eran capaces de hacer piezas perfectamente pulidas con esta técnica tan lograda, que no deja aparentes marcas de herramientas, lo cuál no quiere decir que su fabricación sea sobrenatural (fuera aparte de que hoy día se podría emplear el láser). Además, en dos de las calaveras (la del Museo Británico y la del Museo de Washigton) se encontraron restos evidentes de materiales abrasivos modernos. La más famosa y de mayor perfección anatómica, a la que incluso se le atribuían poderes paranormales, llamada "Calavera del Destino", se cree que llegó a manos de su descubridor, un banquero metido a aventurero, por medio de una subasta en Sotherby's a mediados del siglo pasado. Aunque la incógnita de quiénes fueron sus autores y el por qué las fabricaron con tan aplicada destreza no esté del todo resuelta, la carencia de datos sobre las expediciones que dieron lugar a estos hallazgos y su exacta procedencia sólo cabía hacer sospechar sobre su origen más "mundano" y presente...
Otro caso cercano (año 2000) es el de el japonés Fujimura, que se propuso adelantar la llegada del ser humano al archipiélago nipón en varios miles de años, y para llevar a cabo su farsa, él mismo echaba mano de su colección de piezas arqueológicas y las enterraba durante la noche, para que su equipo las descubriese oportunamente al día siguiente. Llegaron a decir de él que era "la mano de Dios" por su increíble habilidad para encontrar restos. Hasta que unos periodistas le pillaron con las manos en la masa, claro.
También se han dado casos a la inversa, es decir, descubrimientos auténticos que fueron tachados de imposturas, como el de la famosa cueva de Altamira en Cantabria. Lo inusitado y profuso de sus pinturas cromáticas, donde resaltaban los impresionantes bisontes del techo, desconcertó a los arqueólogos de la época, pues se sabía de herramientas decoradas por el hombre prehistórico pero desconocían un arte rupestre tan elaborado. Los prehistoriadores de entonces acusaron de farsante a su descubridor, un caballero cántabro aficionado a las cuevas y a la geología de su tierra llamado Sanz de Sautuola, rechazando que la técnica y ese color tan nítido de los grabados a pesar del paso del tiempo pudieran ser naturales. Hasta que en Francia aparecieron otras cuevas decoradas de similar forma, lo cuál hizo que el hallazgo de Altamira no fuera único y apease de su escepticismo a los entendidos, con una disculpa que llegó tarde para el explorador que las vio por primera vez junto con su hija.
Un mito famoso es el de las calaveras de cristal (en el que se inspiró la última película de Indiana Jones) de origen precolombino, cuya leyenda dice que son tallas entregadas por los extraterrestes o alguna civilización perdida (los atlantes) a los mayas, porque la técnica tan perfecta que permitió su manufactura era desconocida por esa cultura e incluso hoy día sería casi imposible reproducirlas con instrumentos actuales... Pero los recientes análisis realizados bajo el auspicio de National Geographic de las tres piezas de impecable talla (se conocen algunas más pero parecen haber sido hechas en un garaje...) hasta la fecha encontradas (presumiblemente en terreno maya y azteca) y que se exhiben en el museo británico, francés y estadounidense echaron por tierra esta creencia. Al no poder aplicarse la prueba del carbono 14 (el cristal no envejece), se realizó un estudió microscópico sobre su elaboración y si bien no deja de ser perfecta (sin marcas ni surcos visibles) y requiere que el cristal de cuarzo sea tallado con polvo de diamante por su dureza, se sabe que en un pueblo de Alemania, a finales del s.XIX ya existían hábiles joyeros que eran capaces de hacer piezas perfectamente pulidas con esta técnica tan lograda, que no deja aparentes marcas de herramientas, lo cuál no quiere decir que su fabricación sea sobrenatural (fuera aparte de que hoy día se podría emplear el láser). Además, en dos de las calaveras (la del Museo Británico y la del Museo de Washigton) se encontraron restos evidentes de materiales abrasivos modernos. La más famosa y de mayor perfección anatómica, a la que incluso se le atribuían poderes paranormales, llamada "Calavera del Destino", se cree que llegó a manos de su descubridor, un banquero metido a aventurero, por medio de una subasta en Sotherby's a mediados del siglo pasado. Aunque la incógnita de quiénes fueron sus autores y el por qué las fabricaron con tan aplicada destreza no esté del todo resuelta, la carencia de datos sobre las expediciones que dieron lugar a estos hallazgos y su exacta procedencia sólo cabía hacer sospechar sobre su origen más "mundano" y presente...
Otro caso cercano (año 2000) es el de el japonés Fujimura, que se propuso adelantar la llegada del ser humano al archipiélago nipón en varios miles de años, y para llevar a cabo su farsa, él mismo echaba mano de su colección de piezas arqueológicas y las enterraba durante la noche, para que su equipo las descubriese oportunamente al día siguiente. Llegaron a decir de él que era "la mano de Dios" por su increíble habilidad para encontrar restos. Hasta que unos periodistas le pillaron con las manos en la masa, claro.
También se han dado casos a la inversa, es decir, descubrimientos auténticos que fueron tachados de imposturas, como el de la famosa cueva de Altamira en Cantabria. Lo inusitado y profuso de sus pinturas cromáticas, donde resaltaban los impresionantes bisontes del techo, desconcertó a los arqueólogos de la época, pues se sabía de herramientas decoradas por el hombre prehistórico pero desconocían un arte rupestre tan elaborado. Los prehistoriadores de entonces acusaron de farsante a su descubridor, un caballero cántabro aficionado a las cuevas y a la geología de su tierra llamado Sanz de Sautuola, rechazando que la técnica y ese color tan nítido de los grabados a pesar del paso del tiempo pudieran ser naturales. Hasta que en Francia aparecieron otras cuevas decoradas de similar forma, lo cuál hizo que el hallazgo de Altamira no fuera único y apease de su escepticismo a los entendidos, con una disculpa que llegó tarde para el explorador que las vio por primera vez junto con su hija.
Dicen que detrás de muchos fraudes arqueológicos, además del prestigio y la notoriedad buscada por sus descubridores, se oculta un prepotente nacionalismo, que intenta justificar la existencia de un pasado remoto donde anclar las raíces históricas y lingüísticas de un pueblo cuya identidad se vea cuestionada o esté más bien difuminada...
Ejemplo de esto lo tenemos aquí mismo, en el fraude del yacimiento arqueológico de Iruña-Veleia, situado a diez kilómetros de Vitoria. Los arqueólogos que gestionaban la excavación presentaron en junio del 2006 unos hallazgos ante la prensa con los que pretendieron hacer creer que allí se había encontrado la representación del Calvario más antiguo del mundo y demostrar además que se hablaba vasco donde era imposible que se hablara una lengua "moderna" en esa época, con el objetivo de desmontar la teoría de una vasconización tardía.
Pero las cerámicas, piedras y huesos de los siglos III, IV y V allí desenterrados tenían un contenido epigráfico falso. Es decir, los dibujos y textos que presentaban no eran auténticos, pues no pertenecían a la misma época que los materiales donde fueron grabados.
Cuando las fotos de los hallazgos vieron la luz, catedráticos y profesores de diferentes universidades alzaron sus críticas, advirtiendo el fraude casi a primera vista. Algunos explicaron que era increíble que la Diputación y los responsables y patrocinadores encargados de subvencionar el yacimiento hubieran dado crédito a un descubrimiento científico sin exigir las pertinentes pruebas e informes realizados por un grupo multidisciplinar de expertos (químicos, físicos, filólogos, historiadores de arte...) que es lo que se hace en estos casos.
La torpeza de la falsificación produjo hilaridad en algunos entendidos, porque los anacronismos cometidos, las faltas de ortografía y la infantilidad de algunos dibujos que querían hacer pasar por jeroglíficos, denotan un engaño en toda regla. En aquella época la población era en su mayoría analfabeta (la escritura no estaba muy extendida), los jeroglíficos ya no eran la base de la escritura (a menos que se colara un maestro egipcio por allí como quisieron justificar), aparecen comas y puntos así como flechas pintadas de corte muy moderno (signos ortográficos adaptados con la estandarización de la imprenta), amén de faltas de ortografía en palabras escritas en latín, que las hacen más reconocibles al castellano o a otros idiomas como el italiano (la voz "cuore" en vez de "cor"). Incluso se menciona a Descartes, filósofo francés nacido en 1596.
Las inscripciones en euskera son abundantes y además totalmente legibles, comprensibles incluso para un estudiante de euskera medianamente avezado. Esto no tendría mucha lógica, según afirmaron los expertos, primero porque la gran profusión de escritos encontrados no sería compatible con su ausencia en época medieval si tan extendido estaba el uso del idioma... y segundo porque entonces nos encontraríamos con una lengua que apenas ha evolucionado en tantos años. Pongamos un ejemplo: si a alguien que está aprendiendo castellano le enseñáramos textos latinos de hace 2.000 años, lo más probable es que no los entendiese...
El dibujo más llamativo es el del Calvario, donde si nos atenemos a la creencia cristiana de la Resurreción, a Jesús jamás le hubieran puesto encima de la cruz el texto R.I.P. (dios mío, qué herejía!) sino que debería estar la inscripción INRI ('Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum', como mandó escribir Pilatos). Aparte de que la representación de Cristo en la cruz es una simbología que no aparece hasta la segunda mitad del s.V.
Otros grabados representan mujeres con ropas impropias de la época romana e incluso aparece una sirena, un personaje mitológico al que no se alude hasta la Edad Media. Para más chanza, un químico experto encontró pruebas de pegamento instantáneo para unir piezas...
Ante la evidencia de la estafa, corroborada por una comisión de investigación en el año 2008, la Diputación revoca el permiso de ocupación temporal y excavación que tenía la empresa que gestionaba el yacimiento.
Este fraude además se une a otro: las pinturas halladas en la cueva de Zubialde, presentadas como un conjunto rupestre extraordinario de época paleolítica que también fueron respaldadas por la plana mayor arqueológica y política alavesa a principios de los noventa y en las que el falsificador dejó hasta restos de estropajo...
Ha habido casos difíciles de esclarecer y de urdida trama, pero en estos últimos, made in Euskadi, esperamos que escarmienten y no caigan otra vez en el descontrol inconstitucional sólo para mistificar un pasado avalado con hallazgos de falsificaciones chapuceras...
Ejemplo de esto lo tenemos aquí mismo, en el fraude del yacimiento arqueológico de Iruña-Veleia, situado a diez kilómetros de Vitoria. Los arqueólogos que gestionaban la excavación presentaron en junio del 2006 unos hallazgos ante la prensa con los que pretendieron hacer creer que allí se había encontrado la representación del Calvario más antiguo del mundo y demostrar además que se hablaba vasco donde era imposible que se hablara una lengua "moderna" en esa época, con el objetivo de desmontar la teoría de una vasconización tardía.
Pero las cerámicas, piedras y huesos de los siglos III, IV y V allí desenterrados tenían un contenido epigráfico falso. Es decir, los dibujos y textos que presentaban no eran auténticos, pues no pertenecían a la misma época que los materiales donde fueron grabados.
Cuando las fotos de los hallazgos vieron la luz, catedráticos y profesores de diferentes universidades alzaron sus críticas, advirtiendo el fraude casi a primera vista. Algunos explicaron que era increíble que la Diputación y los responsables y patrocinadores encargados de subvencionar el yacimiento hubieran dado crédito a un descubrimiento científico sin exigir las pertinentes pruebas e informes realizados por un grupo multidisciplinar de expertos (químicos, físicos, filólogos, historiadores de arte...) que es lo que se hace en estos casos.
La torpeza de la falsificación produjo hilaridad en algunos entendidos, porque los anacronismos cometidos, las faltas de ortografía y la infantilidad de algunos dibujos que querían hacer pasar por jeroglíficos, denotan un engaño en toda regla. En aquella época la población era en su mayoría analfabeta (la escritura no estaba muy extendida), los jeroglíficos ya no eran la base de la escritura (a menos que se colara un maestro egipcio por allí como quisieron justificar), aparecen comas y puntos así como flechas pintadas de corte muy moderno (signos ortográficos adaptados con la estandarización de la imprenta), amén de faltas de ortografía en palabras escritas en latín, que las hacen más reconocibles al castellano o a otros idiomas como el italiano (la voz "cuore" en vez de "cor"). Incluso se menciona a Descartes, filósofo francés nacido en 1596.
Las inscripciones en euskera son abundantes y además totalmente legibles, comprensibles incluso para un estudiante de euskera medianamente avezado. Esto no tendría mucha lógica, según afirmaron los expertos, primero porque la gran profusión de escritos encontrados no sería compatible con su ausencia en época medieval si tan extendido estaba el uso del idioma... y segundo porque entonces nos encontraríamos con una lengua que apenas ha evolucionado en tantos años. Pongamos un ejemplo: si a alguien que está aprendiendo castellano le enseñáramos textos latinos de hace 2.000 años, lo más probable es que no los entendiese...
El dibujo más llamativo es el del Calvario, donde si nos atenemos a la creencia cristiana de la Resurreción, a Jesús jamás le hubieran puesto encima de la cruz el texto R.I.P. (dios mío, qué herejía!) sino que debería estar la inscripción INRI ('Iesus Nazarenus Rex Iudaeorum', como mandó escribir Pilatos). Aparte de que la representación de Cristo en la cruz es una simbología que no aparece hasta la segunda mitad del s.V.
Otros grabados representan mujeres con ropas impropias de la época romana e incluso aparece una sirena, un personaje mitológico al que no se alude hasta la Edad Media. Para más chanza, un químico experto encontró pruebas de pegamento instantáneo para unir piezas...
Ante la evidencia de la estafa, corroborada por una comisión de investigación en el año 2008, la Diputación revoca el permiso de ocupación temporal y excavación que tenía la empresa que gestionaba el yacimiento.
Este fraude además se une a otro: las pinturas halladas en la cueva de Zubialde, presentadas como un conjunto rupestre extraordinario de época paleolítica que también fueron respaldadas por la plana mayor arqueológica y política alavesa a principios de los noventa y en las que el falsificador dejó hasta restos de estropajo...
Ha habido casos difíciles de esclarecer y de urdida trama, pero en estos últimos, made in Euskadi, esperamos que escarmienten y no caigan otra vez en el descontrol inconstitucional sólo para mistificar un pasado avalado con hallazgos de falsificaciones chapuceras...
8 chispazos:
Huy, qué me gusta este artículo... Ahora voy muy liada, pero luego en cuanto tenga tiempo me paro a leerlo como merece y ya lo comento como Dios manda...
Excelente entrada niña.
Bsssssssssss
Cloti
Eso de RIP y del pegamento instantáneo me ha hecho soltar la carcajada del día.(Llevo un día muy, pero que muy estresante)
Es que lo de de Iruña-Veleia... clama el cielo, ya se lo podían haber "currado" mejor, no creéis??
Ya hay que ser torpe y hacer un trabajo tan poco "fino" como para dejarse restos de estropajo y de pegamento.
Sí, sí, seguro que pensaron que "aprobarían" la prueba del carbono 14...
Aquí estoy, al fin he podido leer con tranquilidad... Un magnífico artículo Coilet, muy elaborado.
A mí, como amante de la historia y el arte, solo aficionada, pero sí enamorada, los fraudes arqueológicos me parecen aberrantes. El intentar meter "gato por liebre", se ha dado desde siempre en todas las disciplinas para conseguir notoriedad en un ámbito u otro. Ya sea el personal, o como el ejemplo que muestras de Euskadi, el territorial. Pero el hecho de intentar introducir una falsificación en la historia, es una burrada. Si para algo existe la ciencia arqueológica es para intentar llegar a conocer nuestros orígenes, no para jugar. Al meter una pieza falsa en todo ese puzzle que es la arqueología, lo único que se consigue es confusión, una confusión que puede llevar a miles de suposiciones falsas y equívocos históricos. Además de hacer perder el tiempo a unos profesionales apasionados por su trabajo que podrían estar haciendo estudios que sí lleven a conclusiones interesantísimas sobre nuestros ancestros. Hale! Ya me he quedado a gusto, jeje. Saludos Coilet!!
Me alegro de que os guste este post, me encanta la historia, pero como dice Blas, sin aderezos ni falsedades que enciman la tergiversen a cuenta de descubrimientos "falsificados", me llamó la atención el ridículo que hicieron con el hallazgo de Iruña-Veleia y ya me puse a investigar y documentarme...
Inma a mí lo del R.I.P. me hizo mucha gracia, fíjate si se les escapa y ponen D.E.P. .........
Genial! Por cierto, te dejé un regalillo en mi blog. Recogelo cuando puedas
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